Ponente: Alcira Trincheri

e-mail: alciratrincheri@gmail.com

Pertenencia: Departamento de Historia. Facultad de Humanidades. UNCo

Cargo: Docente regular por concurso

Asignatura: Mundo Actual Afroasiático

Título:

 

Las fronteras [1] físicas y culturales de la colonia coreana Lamarque

 

“…Hemos estado junto a ellos con ellos, en un atardecer muy frío; la habitación cuadrada de adobes y un montón de leña de sauce, constituye la mayor fortuna que poseen para pasar el invierno. Los ancianos, sus hijos y sus nietos, ocultan en los ojos oblicuos, el recuerdo y el terror de la guerra de Corea…” [2]

 

Los límites de la colonia

 

Con este trabajo me propongo abordar las fronteras de la colonia, las zonas fonterizas de la disciplina historia social, los bordes antropológicos, etnográficos, sociológicos, que permite ver otra historia de las fronteras. Ya lo advertía Bourdieu [3] lo que les falta hacer a los historiadores son:

“…Las zonas de la historia que han sido más descuidadas son las zonas fronterizas… las fronteras entre especialidades: …un conocimiento de la práctica del gobierno… y finalmente un conocimiento del personal del gobierno… pero pocos son los historiadores capaces de moverse por estas diferentes especialidades… Hay otras zonas fronterizas de la historia que requerirían un estudio…”.

La frontera implica un cuestionamiento permanente acerca de lo que ‘nos’ define, así como de quién es el otro, aquel que se halla más allá de ella. Nuestra compleja pluralidad hace que estemos rodeados de múltiples fronteras, por lo que es necesario tomar conciencia de ello. El límite aplicado a un territorio o mar equivale a tener como frontera, línea real o imaginaria que separa dos terrenos que puede alcanzar lo físico y lo anímico [4] . En palabras de Simmel:

“…El concepto de límite es extraordinariamente importante en todas las relaciones de los hombres entre sí, aunque su sentido no sea siempre sociológico…” [5]

Desde la visión anglosajona:

“…La falsa expresión inglesa frontier [6] no expresa un límite, sino, por el contrario, un espacio abierto presto a ser conquistado…”

En el hecho fronterizo hay tres bloques de estudios relacionados; problemas de asentamiento, instituciones políticas, económicas, manifestaciones religiosas y culturales surgidas en la demarcación. Hoy día hay una inflación semántica del término fronteras: naturales, políticas, históricas, linguísticas, mentales, económicas, cultural-creativas, ecológicas o fronteras naturales o fronteras artificiales; fronteras vivas o fronteras muertas o fronteras fisiográficas o antropogeográficas. Además a la fecha

“…el uso de frontera tiene connotaciones puramente políticas: la línea de separación entre comunidades articuladas jurídicamente en algo que llamamos Estado. Una realidad que de forma clara y didáctica se expresa en los mapas de geografía política… se trata de una realidad reciente palpable sólo en los dos últimos siglos…” [7] .

La “colonia agrícola coreana” se funda en la Provincia de Río Negro en los años sesenta, cuando ésta, se integra formando parte del estado nacional. La creación de la “colonia coreana” responde a una migración planeada y al fomento de las políticas públicas provinciales de continuar con un proceso nacional de incorporación de mayor cantidad de tierras cultivadas.

“…En el sentido de la palabra anglosajona frontier, estas fronteras, aunque más que líneas divisorias, zonas de contacto entre sociedades distintas, significaban de hecho el límite efectivo de la expansión interna del Estado-nación. A la par de estas reconocidas ‘fronteras internas’ decimonónicas, cohabitadas por ‘indígenas salvajes’ y un variopinto grupo de mestizos y ‘blancos’, otras regiones del territorio nacional continuaban operando como fronteras étnicas culturales, aunque ya no bélicas…” [8] .

Estas mismas tierras [9] habían sido habitadas hasta no hace muchos años por los pobladores originarios aún no colonizadas por los blancos. Para el caso de nuestra colonia era una etapa pasada, ahora estamos frente a una serie de tierras a colonizar, en muchas de las cuales, tenemos a otros inmigrantes.

La “colonia coreana Lamarque” denominada “La Reserva” está ubicada a pocos kilómetros de Lamarque, en el inicio del ejido municipal de Pomona sobre la ruta 259. En el transcurso de la vida de la colonia desde 1965 a la fecha tiene límites intencionalmente trazados por la delimitación de las tierras que ocupa y demarcados por límites naturales físicos como la ribera del Río Negro [10] .

Los límites de la colonia siempre fueron movibles por varias razones. Las tierras de la colonia, a las que denominan “Reserva” siempre estuvieron destinadas a la colonización con varios estatutos. El que predominó como denominador común en las políticas públicas de la Provincia de Río Negro es el de tierras dedicadas a la explotación fruti hortícola, a realizar por pequeños productores con sus familias en un predio no menor a 25 hectáreas la unidad productiva.

Las políticas de la cesión de las tierras en un primer momento son asignadas a una cooperativa conformada por coreanos, patrocinada por el gobierno de Corea, con una organización colectiva, a la que el gobierno argentino siempre le advertía que las tierras serían entregadas en propiedad privada a cada una de las familias de colonos inmigrantes. Esta situación aparece como conflictiva entre los distintos derechos de cesión de parte del gobierno provincial, los administradores de la cooperativa y los productores inmigrantes.

Las tierras cedidas en un inicio son de 400 hectáreas con promesas de ir ampliando la extensión a medida que fueran incorporadas a la producción. Las tierras no habían sido testeadas en calidad previamente por especialistas de suelo para verificar su potencialidad productiva. Los colonos fueron ubicados frente a unas tierras sin desmontar y pobladas de jarillas. Con el desmonte y la construcción de los canales de regadío se hacen los primeros estudios de la empresa Agua y Energía de la Nación para construir las redes de agua. Los resultados son adversos a la fecundidad de las tierras que dan al borde paralelo al río. Una gran sedimentación de piedra gredosa hacía las tierras altas para poder regarlas y no había otra forma de implementar que un sistema de bombas puestas en marcha con tractores. Este problema nunca se solucionó a pesar de que se construyeron los canales principales y comuneros:

“…La parcela… no se riega por el sistema de Agua y Energía por ser muy altas estas tierras, y, tampoco existe infraestructura que permita el riego por gravitación, el agua no domina, por lo tanto el riego debe realizarse por el sistema de bombeo tomando del brazo Sur del Río Negro, cuya bomba es accionada por un tractor, llevando el agua mediante un canal. La tierra como en las otras parcelas, son arenosas, pedregosas, grandes manchas de piedra, esta tierra también fue descartada por la Dirección de Bosques…” [11] .

“…El principal problema consiste en la topografía del terreno que no permite el riego por canales existentes… El origen de la cadena medanosa es un antiguo albardón del río, dado que se encuentra paralelo al cauce actual y además hay ripio al pie de toda esa cadena en la parte SO de la misma…” [12] .

El tratamiento de la “colonia” nos brinda también otra rica perspectiva, la de los límites de las identidades culturales, expuestas por las diferentes comunidades étnicas que pueblan la región. Observar a la “colonia” encierra algo singular, por tanto es útil la conceptualización de:

“…Lo que innova en la teoría, y es crucial en la política, es la necesidad de pensar más allá de las narrativas de las subjetividades originarias e iniciales, y concentrarse en esos momentos o procesos que se producen en la articulación de las diferencias culturales. Estos espacios ‘entre-medio’ [in-between] proveen el terreno para elaborar estrategias de identidad [selfhood] {singular o comunitaria} que inician nuevos signos de identidad, y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto mismo de definir la idea misma de sociedad…” [13] .

Cada una de las comunidades se corresponde con un contexto histórico diferente y otro estatuto de colonización, ni uno ni otro se repite. Coincido en que:

“…la noción más restringida de contexto histórico, como categoría cultural e idiosincrásica… es reemplazada por nociones de movilidad cultural, de construcción y negociación social del sentido, de la comunidad como espacio casi ilimitado para la inserción de narraciones…” [14] .

Desde la fundación de la colonia se convierte en un lugar de tránsito permanente de ingreso de migrantes colonos y de egreso de inmigrantes y aquellos que también pasan por aquí pero que no querían ni pensaban ser colonos, eso muestra la movilidad continua de las fronteras de la colonia.

Pero además, surgirán las fronteras artificiales, originadas por los propios colonos, que por conflictos de poder delinean las divisiones dentro de la misma comunidad coreana.

El presente problema trata de explicar las motivaciones que provocan las distintas fronteras [15] , que operan al unísono en la “colonia coreana Lamarque” y que actúan como fuerzas centrífugas y centrípetas amenazando la existencia misma de la comunidad agrícola.

 

Los límites de la comunidad

 

En este apartado observamos los límites de la propia comunidad coreana, por tanto hace falta definirla en sus contornos:

“…cuando uno se acerca a una comunidad o incluso cuando vive en ella, lo que más inmediatamente experimenta es la gran complejidad de intereses particulares que coexisten en su interior y, consecuentemente, la gran disparidad de conductas que se manifiestan… la diversidad intracultural es bastante más inmediata y evidente que la homogeneidad…” [16] .

La colonia como comunidad siempre estuvo amenazada de muerte por varios motivos. Los únicos que trataron que la colonia sobreviviera como comunidad son los pocos colonos que aún permanecen en ella más los técnicos agrícolas que colaboraron voluntariamente. Las autoridades provinciales no realizaron un apoyo técnico y científico, que hubiese sido muy necesario allí, para la detección composición de las tierras. Tampoco el gobierno provincial capacitó a los colonos para que aprendieran a trabajar con las herramientas de cultivo adecuados al lugar y por la baja productividad, hubiese sido pertinente, saber cuáles especies de verduras, frutas o panales de abejas se hubieran dado en el lugar, para permitir que los colonos pudieran mantenerse hasta tanto la colonia estuviera en plena producción.

El gobierno coreano tiene apariciones esporádicas, su apoyo estuvo más relacionado a Kodco [17] . La cooperativa compitió con los colonos disputándoles las tierras, la producción, pues según informes las tierras estaban hipotecadas, un asunto interno intra-coreanos entre Kodco y los colonos porque la provincia sostenía la propiedad privada por familia.

Los problemas de los colonos en la colonia estaban íntimamente relacionados a los límites de la eficacia de las políticas públicas de los gobiernos de Río Negro y Corea, muchos de ellos se manifiestan en la prensa escrita:

“…Después de dos años la comunidad se ha reducido notablemente; los técnicos que se habían hecho pasar por agricultores para ingresar al país, han emigrado al Gran Buenos Aires; las siete familias que quedan (unas 50 personas), vegetan desconcertadas...” [18] .

“…[Los colonos] Señalan que intereses creados en el seno de su comunidad mantiene ligados a sus integrantes a una persona en Buenos Aires que especula económicamente con el ingreso de inmigrantes en las tierras cedidas por la provincia…” [19] .

También el comportamiento de muchos colonos conspira con el funcionamiento de la comunidad, se han citado en otros apartados las disputas por lugares estratégicos al interior de la colonia, las luchas por los liderazgos hasta hoy. Pero este testimonio muestra la poca solidaridad de algunos colonos con su comunidad:

“…de la primera inmigración hubo mucha tirantez, mucho rencor, inclusive un caso, lo dijo un señor que era joyero y se iba a Norteamérica, en lugar de cederle la casa a un con nacional que llegaba de Corea, agarró un tractor y tiró todo… derribó la casa porque no quería dejársela a nadie porque él la había echo, un coreano vino a decirle a mi marido y cuando fue a la colonia estaba la mitad de la casa destruida, y le dijo ¿porqué? le respondió en un castellano regular ‘que él hizo la casa, que él no dejar la casa’ mi marido le preguntaba ¿porqué no? y él le respondía ‘no trabajar como yo’…” [20] .

Los problemas de los límites de la comunidad y la tierra se dan a su vez en toda aquella que viva de la tierra, el espacio es causa constante de conflictos, es decir de diferencias entre las personas. Primero por la naturaleza de sus formas de tenencia, y después por las circunstancias de uso y conflictos derivados de los derechos particulares sobre él. El territorio de una comunidad está profundamente fragmentado, más que unir a las personas en la vida cotidiana, con frecuencia las desune. Sin embargo ante este fenómeno existe el contrapunto de la pertenencia común, lo que implica la construcción de esa identidad en el espacio, que no está del todo en consonancia con la experiencia cotidiana.

 

Las fronteras naturales

 

La colonia está ubicada sobre el brazo sur del Río Negro que forma la Isla Choele Choel. Si bien el Río Negro es el límite natural más importante de la colonia y desde el sentido común milenario sería muy beneficioso para la fertilidad, sólo la satisfizo parcialmente, pues otro límite físico determinó la imposibilidad de un riego natural si no de forma artificial por medio del bombeo. Un albardón natural de la propia geografía física del lugar paralelo al río obstaculizó el riego, si a ello le sumamos la ausencia material de la tecnología para solucionar lo descripto la colonia tardó mucho en ser tierras fértiles plenamente:

“…La falta de medios para lograr una nivelación de los terrenos, le ha permitido cultivar desde su arribo solamente 8 hectáreas de tomate y papa…” [21] .

Para dimensionar la demora temporal en obtener los frutos de la tierra, hay que destacar que los colonos transcurridos un año y medio de establecerse, apenas han logrado una porción pequeña de la capacidad productiva de las tierras.

Los límites trazados por la Dirección de Catastro en 1973 y para la Dirección de Tierras las fronteras están señaladas como Lotes Agrícolas 17, 18, 23, 24, Sección XI, Pomona, Colonia Agrícola Choele Choel, Departamento Avellaneda [22] .

La visión tradicional de frontera es que, ante todo es un lugar de separación, entre Estados, entre comunidades, una demarcación entre nosotros y ellos, y, debido a este hecho, es un elemento constitutivo de identidades y de grupos que desarrollamos en el próximo subtítulo.

 

El espacio de la colonia

 

Si intentamos definir el espacio e la colonia, podemos decir que la experiencia del colono en la colonia coincide en la utilización común de los servicios y comparte deberes consuetudinarios o prescritos. El espacio tiende a organizarse a remolque de los límites de esa interacción compartida. Si existe o no un límite administrativo prefijado, una vez establecidas las experiencias directas de los grupos humanos, y aprendido el proceso de socialización y de interacción, son la forma de una manera espontánea que delimita el espacio de acuerdo con las conductas que se emiten en un contexto determinado.

En este apartado se periodiza el carácter movible y el carácter estático de las fronteras de la colonia. Se indica las épocas de cierre de las fronteras de la colonia como se remarcan los diferentes momentos de las mismas. Las fronteras de la colonia están tomadas como factor de intercambios culturales, de lucha creativa, de aculturación formal.

También se señala en el trabajo de campo los cambios que ha experimentado el espacio colonia desde 1965 al 2006, como los colonos desde desmalezar, no contar con servicios, hacer los caminos, disputarse los caminos, adquirir el hábito de lavar la ropa en el río, vivir en carpas, luego hacerse las casas de adobe hasta llegar al hoy, con viviendas de materiales y con una antena satelital que los pone en contacto con el mundo.

Otra cuestión es tratar de caracterizar la vida de las distintas generaciones que han vivido en la comunidad. Se trata de los tiempos más remotos, en estos casos el discurso adquiere un valor importante y pleno para el colono. Una parte de lo que se conoce es a través del discurso y otra parte por las visitas etnográficas al lugar, el paisaje muestra la totalidad de las tierras trabajadas y separadas por sectores de bosques. Quedan los referentes del pasado que viven un discurso colectivo que se transmite y de muestra, las chacras en producción. Paralelamente de ver lo que acontece en el tiempo se está dando el proceso de construcción de la identidad y sus límites en el espacio. Las fronteras son un factor decisivo en la modelación de las sociedades.

La primera etapa desde 1965 a 1967, la caracteriza la lucha contra la naturaleza. Los colonos arriban a las 400 has o “arrojados” como expresa un diario [23] , logran poner en producción sólo 8 hectáreas. Los colonos viven el primer año en carpas, luego hacen habitaciones individuales de adobe, luego de sus intenciones de hacer sus casas redondas, comen hierbas silvestres, las vísceras de vacas, pescan truchas y pejerreyes en la ribera del río, cazan liebres. Cocinan en hornos de barros similares al sistema ondol [24] construidos por los mismos colonos. En dos años la colonia “fagocitó” a tres oleadas migratorias coreanas, para 1967, queda una familia de la segunda y seis de la tercera.

La segunda etapa 1968-1974: la colonia comienza a dar sus frutos, cosechan para 1970, 120 toneladas de tomate, 30 has de cultivos de alfalfa, 40 has de frutales, un galpón-depósito de materiales, cuatro maquinarias pesadas, nueve maquinarias medianas, otras de usos diversos, diez acoplados, quince arados, dos fumigadoras, ocho casas de material con sistema de calefacción imitando al ondol, comienzan a vender pan en las poblaciones urbanas de Lamarque, Luis Beltrán y Choele Choel. Son visitados por el representante del gobierno coreano, salen publicaciones en los Diarios Río Negro y La Nación [25] . Ambas notas muestran los rostros de los colonos ajados por el sol y marcados por el esfuerzo físico laboral. La colonia está constituida como comunidad.

La tercera etapa 1975-1979: Se inicia un período muy conflictivo por la propiedad de las tierras entre los colonos, Kodco y la Dirección de Tierras y Colonias del gobierno de la Provincia de Río Negro. Los colonos le exigen al gobierno provincial que les otorgue las tierras en propiedad privada. Las autoridades provinciales realizan una serie de supervisiones a la colonia, comprueban que viven pocos colonos, que la mayoría de las tierras están abandonadas y amenazan con sacárselas por incultas. Los colonos responden que se han ido por las grandes inclemencias climáticas como heladas a destiempo y pedradas que han terminado con sus cosechas, debiendo migrar a Buenos Aires, para vivir de otra cosa. Los colonos manifiestan que están hipotecados por Kodco por las deudas a la cooperativa por el uso de las tierras. La provincia define la situación otorgando la propiedad de las tierras a las familias que continúan asentadas en la colonia en una proporción entre 25 y 30 hectáreas por cada una.

Cuarta etapa 1980-1986: sólo permanecen cuatro familias, las chacras son abandonadas. Coincide con la muerte de los viejos líderes que ahora se han convertido al catolicismo. Desde Corea llegan nuevos técnicos avícolas a instalarse a la colonia.

Quinta etapa 1987-2004: De los catorce técnicos avícolas queda uno, que además atiende su consultorio de acupuntura en la localidad de Luis Beltrán, hay sólo dos familias permanentes en la colonia. Las tierras fueron readjudicadas o vendidas por la provincia a otros vecinos lugareños de Lamarque.

Sexta etapa 2005-2006: Varias familias coincidiendo con los 40 años de la inmigración coreana a la Argentina regresan con la conmemoración a la colonia, recuperan tierras o recompran otras. Los colonos han fallecido y son sus hijos también inmigrantes los que comienzan una etapa de reapropiación del capital cultural, retoman las luchas por los liderazgos, colocan un monolito en honor a los primeros colonos en la chacra Eun y levantan un museo en el pueblo de Lamarque, también construyen la primera iglesia coreana con una política social definida en el Barrio La Tablada.

Como una forma de contexto teórico para aplicar al conjunto de colonos de la colonia, se utiliza el aporte de Simmel, del cual me permito tomar un párrafo extenso, porque creo que es lo que más se adapta a las etapas de vida societal- comunitaria que atraviesa la colonia minada de conflictos:

“…Cuando un número de personas viven aisladas dentro de determinados límites espaciales, cada una de ellas llena, con sus sustancia y su actividad, tan sólo el lugar que ocupa inmediatamente, y lo que queda entre este lugar y el ocupado por el prójimo, es espacio vacío, prácticamente nada. Pero en el momento en que estas dos personas entran en acción recíproca, el espacio que existe entre ellos aparece lleno y animado…”

“…trozos que se consideran como unidades y -tanto por causa como por efecto de ello- están rodeados de límites. Ya sea que la configuración de la superficie terrestre nos parezca imponer el marco que dibujamos en la ilimitación del espacio. O ya sean líneas puramente ideales las que separan trozos homogéneos del suelo [como la divisoria de aguas, cada uno de cuyos lado gravita hacia un centro distinto], siempre concebimos al espacio que un grupo social llena de algún modo, como una unidad, y esta unidad expresa y sostiene la del grupo, siendo al mismo tiempo sostenida por ella. El marco, el límite que encierra un trozo… Comparando con la naturaleza, todo límite es arbitrario… precisamente, el no depender del espacio natural pone de relieve el poder formal de la cohesión social… acaso sea mayor la conciencia de la delimitación, no frente a los llamados límites naturales [montañas, ríos, mares, desiertos], sino justamente frente a los límites meramente políticos, que no hacen sino trazar una línea geométrica entre dos vecinos… el trazado de las calles, en este último caso son más fáciles las mutaciones, las ampliaciones, los estrechamientos, las fusiones; porque el organismo, en su extremo tropieza con límites vivos que actúan espiritualmente y de los cuales parten, no sólo resistencias pasivas, sino repulsiones activas. Todo límite de este género engendra defensiva y ofensiva… un estado de tensión en que ambas cosas se encuentran latentes…” [26] .

Las tensiones no sólo eran internas sino también con las comunidades urbanas vecinas.

Las demandas de los vecinos de Lamarque llegadas a Toranzos Rossi [27] -intendente- y elevadas a las autoridades rionegrinas quejándose de la poca sociabilidad de los colonos coreanos, acusándolos de muy cerrados y que no gastan un peso en el pueblo, quedan expresadas en un documento memorable, que identifica las actitudes xenófobas de los lugareños:

“…Siempre que los intereses de dos elementos se refieren al mismo objeto, la posibilidad de su coexistencia depende de que haya una línea fronteriza dentro del objeto, que separe sus esferas. Esta línea divisoria, si es un límite jurídico, puede significar el fin de la contienda; si es un límite de poder, acaso signifique su comienzo… [28] ”.

Los conflictos por las tierras son internos y externos, tanto que afectan a los derechos jurídicos de los colonos como a los vecinos cercanos a la colonia. La disputa es sobre un mismo objeto: la tierra. Por ella pelean los colonos, los administradores de Kodco y la Dirección de Tierras. A veces una línea del espacio se transforma en un límite. Ni bien se había diagramado arquitectónicamente las calles primarias y secundarias, un colono abrió por su cuenta una calle pública quedando incorporado de hecho a la salida de la ruta 259. Los vecinos colonos y los inmigrantes de las otras colonias levantan sus voces y se quejan de tal hecho a la Dirección de Tierras y Colonias, iniciándose un expediente que obliga al colono a aceptar cerrar la calle con una topadora, de ahí que sea pertinente el párrafo de Simmel, ya que, en definitiva son los propios colonos los que trazan los límites:

“…Los que se limitan mutuamente no son los países, no son las tierras, no es el radio de la ciudad y el del campo; son los habitantes o propietarios, que ejercen la acción mutua… eso que se simboliza en el límite espacial: poder y derecho positivos de la propia esfera se completan por la conciencia de que este poder y derecho no se extiendan en la otra esfera…” [29] .

La propiedad de la tierra actuó como un factor esencial entre los límites de los colonos, de los administradores de Kodco, al igual que al interior de la colonia los límites del reconocimiento como líder de los colonos, hacía a la pertenencia identitaria de la “colonia coreana”.

Durante casi toda la vida de la colonia (1965-1990) los enfrentamientos entre los socios colonos y los profesionales que no quieren permanecer en la colonia pero que quieren llevarse consigo el dinero de lo que valen las tierras, la lucha de los colonos versus a inmigrantes que utilizan a la colonia de puente para reemigrar a otros lares. Otro texto de Simmel da el encuadre a los alcances de los límites producto de los enfrentamientos entre los migrantes coreanos:

“…Todo límite es un acontecimiento espiritual, o más exactamente, sociológico; pero al trasformarse en una línea del espacio, la relación mutua adquiere, tanto en su aspecto positivo como en el negativo, una claridad y seguridad -aunque a menudo también una rigidez- que no les son dadas cuando la coincidencia o separación de las fuerzas y derechos no se ha proyectado aún en forma sensible…” [30] .

La participación de los socios en la colonia, ya que también son socios de la cooperativa Kodco, y al menos por las fuentes que contamos, los colonos no se sentían parte de la cooperativa, sino que al contrario se creían explotados por la quita de la renta y por la hipoteca que hacen pesar los administradores de Kodco sobre las espaldas de los agricultores. Quiere decir que existen grados diferentes de participación en la comunidad, de sentirse parte de la misma y hasta dónde se sentían parcialmente parte de ella. Esta situación en parte comprometió al suicidio de la colonia.

“…Otro problema de limitación sociológica muy importante reside en las diversas medidas en que los miembros de un organismo colectivo participen en éste. El distinguir entre el socio completo y el semi-socio o el cuarto de socio, supone un límite entre este último y la totalidad, a que no obstante pertenece. Supone también un límite dentro de la comunidad, que en las líneas de derechos y deberes marca determinados puntos que indican para algunos elementos los límites de su participación, mientras que para otros no existen...” [31] .

El ocupante de 25 hectáreas:

“…desde el año 1974, fecha en que la Cooperativa Kodco, le entrega la parcela, que más tarde es objetada dicha ocupación por la misma Cooperativa por falta de pago y la Delegación de Tierras Choele Choel, por no tener permiso de ocupación…” [32] .

Lo que se ha mostrado en este apartado es el lugar del grupo de migrantes colonos y el lugar que cada uno de los colonos ocupa en el grupo de la comunidad donde se juega el destino total del grupo y a su vez la suerte de todo el conjunto “colonia coreana”. Kodco es un caso paradigmático en la vida de la colonia, pues los socios de la misma no recuerdan haber sido parte de la cooperativa sino que haciendo gestos adustos tienen en sus conciencias la idea de la extracción de las ganancias.

“…En cambio, el semi-socio suele tener relación con aquellos aspectos determinados objetivamente y prefijables de la asociación; por regla general, lo que le separa del socio completo no es una relación más débil con la totalidad y unidad del grupo, no es una diferencia de intensidad, sino de extensión. Es fácil determinar exactamente sus obligaciones y derechos con relativa independencia frente al destino total del grupo, mientras que, en el socio completo, no puede darse esta separación entre la suerte del todo y la de la parte. Pero la importancia sociológica más profunda que tiene la existencia o ausencia de tales limitaciones, consiste en que la determinación más exacta de la relación, en el último caso, le presta un carácter más objetivo que en el primero… [33] ”.

Un caso que fue uno de los conflictos mayores que se produjo cuando un colono y a su vez empleado de la Cooperativa Kodco decide contraer matrimonio con una lugareña de una localidad urbana vecina a la colonia. El evento era muy importante para la vida de la colonia misma ya que hace al proceso de integración cultural, pero el matrimonio no es admitido por los colonos de la colonia y hace que el colono deba abandonar la colonia y trasladarse a un lugar urbano. Mientras el matrimonio perdura, viven un tiempo en la colonia y otro tiempo en otras poblaciones urbanas cercanas y lejanas. La señora argentina nunca fue bien recepcionada por los coreanos de la colonia ni siquiera al morir el inmigrante, ella regresa a su pueblo de origen y se inserta en la sociedad pueblerina trabajando.

“…De esta relación puede en ocasiones resultar una situación trágica, cuando el grupo limita la medida en que un individuo pertenece a él, pero dentro de este último no se da una limitación correspondiente, sino que se cree pertenecer íntegramente, siendo así que en realidad no se le otorga sino una inclusión parcial… [34]

 

Las fronteras culturales

 

El concepto frontera adquiere una mayor complejidad desde la perspectiva de espacios culturales de contacto entre dos sociedades diferentes, en nuestro caso particular debemos visualizar a la “Reserva” rodeada de comunidades de inmigrantes españoles e italianos, de una vecindad recelosa que no comprendía que los coreanos pudieran alimentarse con vísceras de los mataderos municipales o de achicoria silvestre. Otros vecinos verán en los coreanos el interés por los amigos del comercio, del dinero y los negocios:

“….la dicotomía que convierte a los otros en extraños y en miembros de otro grupo étnico, supone un reconocimiento de las limitaciones para llegar a un entendimiento recíproco, diferencias de criterio para emitir juicios de valor y de conducta y una restricción de la interacción posible a sectores que presuponen común acuerdo e interés…” [35] .

Si nos ubicamos en el contexto regional, en el radio de unos 50 kilómetros existen una serie de colonias de inmigrantes: rusos ortodoxos, laosianos, bolivianos, todas con estatutos de colonización diferente. Las motivaciones desde lo religioso, la compra de 100 hectáreas de tierras por la Organización Mundial de Iglesias; las secuelas del problema internacional de la Guerra Fría que se define en Indochina y los norteamericanos que presionan al gobierno argentino para que reciba agricultores laosianos anticomunistas; más la expulsión por el hambre y la guerra de países tales como España e Italia, más las políticas de marginalidad social que aplican a sus conciudadanos los países hermanos latinoamericanos hacen que esta región forme una gran extensión de convivencia interétnica. Al menos así aparecen distribuidos geográficamente.

Una imagen instantánea de la Isla Choele Choel podría ayudarnos a observar una síntesis de la idea dominante del imaginario de los gobiernos argentinos de fines del siglo XIX e inicios del XX: el “crisol de razas” pues las chacras aledañas a la colonia están pobladas de inmigrantes tales como Fábrega, Atienza, Román, Hernández, Gómezteruel, Romero, Navarro [36] , Mozzicafredo, Golard, Wullermin, todos arribados en la década de 1950, algunos habían hecho una parada previa en la Colonia Centenario (Provincia del Neuquén).

Una crónica de un diario regional ilustra:

“Cuando un viajero desprevenido transita las calles de Choele Choel y Luís Beltrán, y aún algunos caminos dentro de la histórica y fértil isla [37] , habrá de sorprenderse con la irrupción de una estampa nueva y singular: la de los rusos blancos, con sus barbas largas y rojas, sus trajes típicos y sus testas cubiertas con gorros de abrigo. Así transitan, en bicicleta, llevando un panal de miel o un pavo para ofrecerlos en venta, de puerta en puerta. Otras veces es la típica y rústica ‘chata’ de cuatro ruedas, en la que la progenie numerosa es llevada a la escuela…. No es una situación próspera la de ellos, pero con la escasa aptitud para expresarse en castellano, han dicho su resignación y sus nostalgias…” [38] .

A esta descripción hay que agregarle a los coreanos en Lamarque:

“…se los ‘arrojó’ en las 300 hectáreas fiscales de ‘La ‘Reserva, donde plantaron sus tiendas de campaña, sus baúles repletos de herramientas… y esperanzas, alentadas por la presencia del gran río…” [39] .

El grupo todavía requiere de las visitas de sus con nacionales para expresar sus cuestiones culturales identitarias. En una de las visitas del embajador de Corea a la colonia se describe el comportamiento étnico del grupo:

“…fue recibido por los miembros de la colectividad que vestían trajes típicos… en el lugar, adornado con profusión de banderas argentinas y coreanas, fue servido un almuerzo a la criolla y platos típicos de los anfitriones… Solicitó gentilmente a la concurrencia se le permitiera dirigir la palabra a la colonia coreana en su idioma nativo… Posteriormente, miembros de la colonia coreana, vestidos a la usanza típica de su país, entonaron canciones de su acervo y ejecutaron distintos bailes…” [40] .

Cada una de las colonias compuesta por grupos étnicos, a los cuales puede definirse:

“…en gran medida se autoperpetúa; comparte valores culturales fundamentales realizados con unidad manifiesta en formas culturales; integra un campo de comunicación e interacción; cuenta  con unos miembros que se identifican a sí mismos y son identificados por otros y que constituyen una categoría distinguible de otras categorías del mismo orden…” [41] .

Los laosianos, los bolivianos, los rusos no tienen contacto entre sí, lo que existe es una buena relación entre los inmigrantes españoles e italianos con las poblaciones urbanas de Pomona y Lamarque, como las consideraciones de una lugareña:

“…eran igual a nosotros más normales…” [42] .

Es decir el contacto entre los diferentes inmigrantes nos marcará la primera frontera cultural de los coreanos, que además puede proyectarse en una nueva frontera entre las colonias rurales y las poblaciones urbanas de Pomona y Lamarque, en el marco de la relación rural-urbana:

“…Cuando se les define como grupos adscriptivos y exclusivos, la naturaleza de la continuidad de las unidades étnicas es evidente: depende de la conservación de un límite…” [43]

La definición de tipo ideal de Barth es criticada por él mismo, desde una perspectiva más antropológica y más arqueológica que histórica:

“…impide comprender el fenómeno de los grupos étnicos y su lugar en las sociedades y culturas humanas…”

porque,

“…está presuponiendo una opinión preconcebida de cuáles son los factores significativos en la génesis, estructura y función de estos grupos… A un nivel más crítico… la persistencia de límites no es problemática y que está originada en el aislamiento que implican las características antes enumeradas…” [44]

ya que los grupos no se cruzan entre ellos ni interactúan. Sólo los coreanos con algunos vecinos para aprender a cultivar y los rusos para vender y vivir. En el caso de la comunidad de los “rusos blancos” desde hace unos quince años se concretan tres uniones matrimoniales, tres rusas se casan con dos chilenos y un argentino. La comunidad rusa casi está aislada, porque además, el fraccionamiento de las chacras hacen que vivan cerca, pero separados.

Ahora bien, es necesario mostrar parte de los encuentros entre culturas, modos de pensar “en coreano”, modos de actuar “en argentino”, hechos muy necesarios para ver el juego de intereses interétnicos y de límites étnicos. Estos contactos generan una serie de fuerzas que se mueven en medio de profundas contradicciones y están representadas por distintos agentes sociales en una conflictividad permanente. Los conflictos presentan una diversidad de origen que se traducen en las relaciones del área de la propia frontera.

No obstante, cuando interactúan personas pertenecientes a culturas diferentes, es de esperar que sus diferencias se reduzcan, ya que la interacción requiere y genera una congruencia de códigos y valores; en otras palabras, una similitud o comunidad de cultura:

“…Las relaciones interétnicas estables presuponen una estructura de interacción semejante: por un lado, existe un conjunto de preceptos que regulan situaciones de contacto y que permiten una articulación en algunos dominios de la actividad y, por otro, un conjunto de sanciones que prohíben la interacción étnica en otros sectores, aislando así ciertos segmentos de la cultura de posibles confrontaciones o modificaciones… Implícitas también en la conservación de los límites étnicos se encuentran situaciones de contacto entre individuos de diferentes culturas: los grupos étnicos persisten como unidades significativas sólo si van acompañados de notorias diferencias en la conducta, es decir, de diferencias culturales persistentes...” [45] .

Los intercambios culturales entre los colonos coreanos y las poblaciones vecinas se da cuando los propios vecinos le enseñaban a los colonos a usar las herramientas de trabajo, cuando los expertos que trabajan en Tierras colaboran asesorando desinteresadamente a los colonos, cuando los colonos se dedicaban a vender el pan que cocinaban las colonas en los hornos a leña y la negativa de la colonia a admitir casamientos mixtos:

“…con la colaboración de un vecino que les facilitó un tractor pues aun no poseen las herramientas adecuadas y necesarias para dedicarse a la agricultura…” [46] .

No todas las relaciones entre vecinos fue de colaboración, otras los vecinos les enseñaban a los coreanos replantar el maíz [47] :

“…un día viene un señor y le dijo yo no trabajar eso mucho trabajo plantita a plantita, mi marido le dice ¿qué están haciendo? Y estaban trasplantando el maíz, doce hectáreas, lo estaban transplantando las señoras…. Mi marido les preguntó ¿quién les dijo que hicieran esto? una mañana lo llaman de la comisaría porque un coreano había encontrado a los que le habían dicho que transplantara y parece que le dio una trompada y lo tiró a un canal, y resultó ser… un capataz de chacra…” [48] .

“…los límites a los cuales debemos dedicar nuestra atención son sociales, aunque bien puedan contar con su concomitante territorial… Los grupos étnicos no están basados simplemente en la ocupación de territorios exclusivos; necesitamos analizar los diferentes medios por los cuales logran conservarse… los límites étnicos canalizan la vida social y esto ocasiona una organización a menudo muy compleja de relaciones sociales y de conducta…” [49] .

El resentimiento de los productores lugareños porque a ellos no les dieron las tierras que sí fueron otorgadas a los coreanos:

“…pero hubo algunos productores de Lamarque que le dijeron de mala fe, de bronca, porque les habían dado esa cantidad de tierra y no a nosotros decían los productores a mi marido… y les dijeron que el maíz había que transplantarlo…” [50]

Una cuestión muy significativa pero que no trascendió y que colocó a las dos comunidades educativas coreanas y argentinas en un límite de concepción de la lectura que cada una de ellas hacía del presente reciente vivido:

“En los momentos que estamos viviendo, el conocimiento se está convirtiendo en la variable fundamental de nuestro desempeño social del desarrollo económico, de la distribución del poder. Todo se conjuga sobre el presente y esta ausencia de sentido y esta densidad enorme del presente nos impide fundamentalmente educar a las nuevas generaciones porque no tenemos pasado, no tenemos patrimonio para transmitirles y no tenemos futuro, no tenemos proyecto en el cual proyectarnos hacia delante…” [51] .

Este horizonte cultural plasmado en la visión de las autoridades coreanas del Instituto Coreano Argentino y no aceptada por las autoridades de la Escuela Tambor de Tacuarí de Lamarque marca la diferencia de percepción de la realidad cultural política de la argentina.

Las autoridades educativas rionegrinas hicieron que el párrafo del sin-sentido de la vida del presente y la ausencia del pasado sea eliminado, culmina el proceso de interacción cultural en la firma del Convenio de Hermandad [52] , desde una perspectiva optimista de la vida cultural “Apostamos al encuentro de dos culturas y el rescate del inmigrante coreano en la Argentina”. La construcción de la identidad, la memoria viva que permite tal construcción, la generación de un clima de convivencia donde se puedan generar líderes o maestros capaces de enseñar la tolerancia.

Las propias inmigrantes señalan aquellas situaciones del conocimiento mutuo cuando el idioma era superado como barrera se daba una relación afectuosa de igual forma una instancia de interacción muy trascendente, entre la gente coreana de la colonia y la población urbana de Lamarque, relación de amistad estrecha, que murió con la desaparición física de los actores:

“Mira yo pienso que hay una cosa en los seres humanos cuando existe una afinidad ente dos personas a veces el idioma está demás eso nos pasó con Don Julián… en buenas relaciones hasta que él murió al principio nos dio mucha ayuda y mis padres nunca olvidaron eso… y apoyaban en todo sentido pero en nuestra inmigración hubo muchas personas que ayudaron… como él hablaba inglés nos entendíamos él hacía de traductor…” [53] .

 

Los límites de la vecindad

 

Presentamos en este subtítulo cuestiones sobresalientes de las relaciones establecidas entre los colonos de la colonia coreana y sus vecinos colonias española e italiana, con las cuales el intercambio fue más productivo con resultados de aprendizajes de diferentes elementos conocidos para unos y desconocidos para otros. Para las colonias italiana y española el arribo de los coreanos no pasó inadvertida:

“…La llegada de los inmigrantes coreanos a esta localidad [Lamarque], anunciada por otra parte con mucha anticipación, provocó natural expectativa en el vecindario, por lo que apenas llegados, fueron muy visitados… [54]

Por ello es muy pertinente el texto de Simmel:

“…No son las formas de la proximidad o distancia espaciales las que producen los fenómenos de la vecindad o extranjería, por evidente que esto parezca… lo que tiene importancia social no es el espacio, sino el eslabonamiento y conexión de las partes del espacio, producidos por factores espirituales…” [55] .

También puede comprenderse a las fronteras a partir de las fuentes que sostienen distintas posiciones de los agentes responsables que diseñan y son artífices de las maneras de controlar a las mismas y la provisión de infraestructura básica -usar herramientas, equipamientos de cura, cosechadoras, aprender las labranzas-.

“…y por la cordialidad de unos pocos vecinos. Los más hospitalarios, les enseñaron a quitar las malezas, trazar un canal, abrir los surcos y arrojar las primeras semillas de zapallo y maíz…” [56] .

Las reacciones de las colonias española e italiana ante las costumbres alimenticias de los coreanos, más las necesidades momentáneas por carecer de posibilidades materiales de acceder a sus gustos, muestran aristas interesantes:

“En Corea comíamos… comida coreana a base de arroz… mucha verdura y mucho pescado cuando llegamos acá… nosotros pescábamos truchas y pejerrey… me pasaba las noches pescando con mi papá y después cazábamos liebres, perdices y bueno una de las cosas que en las épocas que nosotros salíamos comíamos chinchulines, riñones, las patas, tendones, la cabeza de vaca en Corea se comía pero cuando llegamos acá los argentinos en ésa época tiraban todo entonces nosotros íbamos al matadero y me acuerdo que traíamos todo eso que se tiraba era una comida increíble a la gente le daba impresión que comiéramos eso…. Mi papá decía cómo puede ser que se tire todo esto es una cosa increíblemente rico en esa época no se comía achicoria y nosotros y muchas verduras más que salían en el campo… arrancábamos y comíamos…. Y en esa época la gente decía como comen esos, comen, lo que comen las vacas… nosotros sufrimos con las comidas porque los coreanos somos de comer picante y acá el argentino casi no lo conoce… los condimentos básicos los comprábamos en Buenos Aires como la salsa de soya… como tres años nos tuvimos que arreglar sin nada nos tuvimos que adaptar a la comidas que había porque acá no se la podía conseguir…” [57] .

Otra visión diferente de las colonias española e italiana y de otros productores vecinos a colonas inmigrantes indagadas acerca de un conflicto que sería considerado “el conflicto” por su magnitud en el año 2008 de Argentina y que señala no sólo que el problema del campo latía hace varios años sino que también identifica posiciones tomadas diferentes frente a la denominada “lucha del campo”.

En palabras de una inmigrante que ocupa un cargo importante en la Cámara de Productores del Valle Medio en alusión a sus vecinos los chacareros expresa:

“…para crecer como Valle Medio, porque en este momento estamos a ‘la cola de todo’ y a veces ni nos escuchan y a veces ni existimos, pero como digo yo, va a depender de nosotros también, porque por ahí los productores quieren conseguir haciendo ‘cortes de ruta’, pero no digo que eso este ni bien ni mal, pero si podemos conseguir las mismas cosas sin hacer esos cortes de ruta, porque eso afecta a los usuarios de la ruta, a la comercialización, al transporte, bueno hay que ir de acá en más, más que de ‘tractorazos’… porque los productores tienen que estar en las chacras no haciendo huelgas, porque a la larga van a negociar…” [58]

 

Las barreras culturales

 

El idioma creo que sigue siendo hasta hoy, luego de cincuenta años de colonización uno de los problemas más infranqueables. Incluso para los hijos de los matrimonios mixtos, sus principales problemas en el aprendizaje escolar fue el idioma:

“…Este animoso grupo coreano como la mayoría de los inmigrantes que se han radicado en nuestro suelo, tropiezan con serias dificultades: que les hacen la vida muy dura en sus comienzos. Una de las mayores de ellas es el idioma, ya que no hablan castellano, al cual lo consideran muy difícil -nos han expresado- aunque se esfuerzan por aprender… [59] ”.

El problema de la lengua estalló apenas llegan los colonos, incluso antes de instalarse en la colonia:

“…en este sentido cabe destacar la humanitaria acción desarrollada por la maestra de la escuela local, señorita…. Quien, desinteresadamente a diario les ha dado clases para enseñarles a hablar y escribir, para lo cual dividió al conjunto en dos grupos: menores y adultos. Al trasladarse las familias a la “La Reserva” y por razones de distancia [estaban en la comisaría de Lamarque], esta actividad ha dejado de efectuarse…”.

Las autoridades del municipio de Lamarque a tal efecto solicitaron a la Comisión Provincial de alfabetización con asiento en Viedma que contemplara esa situación [60] .

El intendente manifestó que la gente de Tierras y Colonias prometió contratar una persona con conocimientos de inglés para enseñar el castellano a las familias coreanas [61] . Empezaron a tomar contacto el español cuando eran visitados por los curiosos pobladores lugareños:

“…nuestro idioma siendo un inconveniente muy difícil de vencer, el poder entenderse con ellos, ya que no cuentan con intérprete alguno…” [62] .

A ocho años de la existencia de la colonia, el idioma sigue siendo una barrera para el intercambio cultural, aquí expresado ante periodistas:

“…Cuesta algo conversar con ellos; [colonos] el castellano aún no es dominado mucho por los mayores; no así por sus hijos que se expresan correctamente y traducen nuestro diálogo… ‘Linda tierra’… y agrega que piensa ‘plantar frutales, poco a poco frutales’… ‘Gusta mucho Argentina’ dice en su precario castellano y agrega que ‘en Corea poca tierra y mucha gente’…” [63] .

Las barreras culturales del grupo coreano no sólo fue el idioma como artefacto cultural sino que fue una traba de tipo instrumental, la ausencia del conocimiento del trabajo de campo, significó cuasi la desaparición de la colonia:

“…el numeroso grupo, al no ser conocedor del trabajo campesino emigró a Buenos Aires… el desconocimiento de la vida propia que tiene el agricultor, ha hecho que varias familias no se hayan adaptado y cinco de ellas ha abandonado la zona para radicarse en los alrededores de la capital federal (sic); una ha quedado en esta localidad y siete ya están ubicadas en “La Reserva”, destino fijado por las autoridades… Al declararse agricultores, mediante el pago de parte de sus bienes para obtener el permiso de salida-prohibido en Corea a sus ciudadanos- en la desesperación de abandonar su convulsionado país… pero desconociendo hasta lo elemental en la agricultura…” [64] .

De todas maneras, todas estas cuestiones vistas como barreras para nosotros para el embajador de Corea la experiencia de la colonia Lamarque como positiva:

“…expresó que no es el único país donde hay inmigrantes coreanos trabajando la tierra, pero que aquí la adaptación lograda y las posibilidades de la rica provincia de Río Negro le hacer confiar en su incrementación…” [65] .

 

Conclusiones

 

La colonia tiene sus limitaciones propias para constituirse en colonia por las falencias de las políticas públicas rionegrinas, coreanas y cooperativas. La inmigración planeada no fue tal, las tierras eran montes sin desmontar, los colonos eran de profesiones diversas, de todas menos agricultores. Estas eran las fronteras que imposibilitan la alternativa de la colonia prospera de pequeños propietarios como la ideaban los discursos de las políticas públicas rionegrinas.

La colonia tiene sus propios límites para convivir como una comunidad colectiva organizada: el desconocimiento de las formas cooperativas de conducir la comunidad; la ausencia de la conciencia de la vida comunitaria; la gran cantidad de intereses de liderazgos, de dinero, de perspectivas de vida, de poder intra-colonia hacen inconducente la concreción de una comunidad coreana.

Hay en el contexto regional otras colectividades inmigrantes unas más “cerradas” que otras al intercambio cultural y a las experiencias de aprendizaje. Los cambios interculturales se dieron con las colectividades española e italiana. Los vecinos les enseñan a usar las herramientas y se las prestan. Las fronteras culturales funcionan parcialmente. Con otras colectividades como la boliviana, la laosiana [66] o con los rusos ortodoxos no se establecen contactos.

Las fronteras culturales son claras en las visiones respecto de los agricultores en el conflicto del campo tal como en la lectura existencial del presente en las autoridades educativas coreanas y argentinas.

El proceso de inmigración coreana instalada en “La Reserva” tendrá barreras infranqueables de superar el idioma y el entrenamiento en las actividades agrícolas para la pervivencia en el tiempo de la colonia.

Al hacer el balance de mi ponencia pienso que quizá he dramatizado mucho la idea de frontera como grieta diferenciadora y separadora, y posiblemente conviene recordar que las fronteras no sólo separan sino que también unen. Por encima de las fronteras diferenciales siempre ha habido fronterizos convergentes. Contra la propensión a fijar hechos tan diferenciales no han faltado voces intentando de unir en vez de separar relativizando las diferencias.

 

Anexo

 

Mapa Colonia Coreana Lamarque (1973) [67]

 

Bibliografía

 

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BARTH, Fredrik (comp); (1976); Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales; México; FCE.

 

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TRINCHERI, Alcira; “Los intersticios de la primera inmigración coreana en Argentina” Jornadas Nacionales Interescuelas/Departamentos de Historia, Universidad Nacional de Tucumán; 19 al 22septiembre 2007; San Miguel de Tucumán.

“Los colonos coreanos en la Patagonia Argentina”; XXVI Congreso Alas; Universidad Nacional de Guadalajara; Agosto 2007; Guadalajara.

“Notas de pequeñas historias orientales. La inmigración coreana en un pueblo rionegrino”; Congreso Nacional ALADAA; Universidad Nacional de Buenos Aires; 12 y 13 junio 2006; Ciudad Autónoma.

 

WARSCHAWSKI, Michel; (2004); En la frontera; Barcelona; Gedisa.

 

Fuentes

 

Archivo del Diario Río Negro, General Roca.

 

Entrevistas orales.

 

Expediente N°12298/68.

 

Expediente N°10120/73.

 

Expediente Nº 300310; 1979.

 

Expediente Nº 300311; 1979.

 

Mapa catastral de la Colonia



[1] Referenciando a la Argentina los que más han trabajado este tema son los que hacen historia agraria, los arqueólogos y los etnólogos. En Argentina, la costumbre es pensar la frontera como una cuestión administrativa o jurisdiccional. Este modo impone la idea estatal: es decir, los otros frente a la presencia de un estado del tipo que sea. En Latinoamérica se usa la concepción de frontera cultural, en Mesoamérica plantean el área cultural y en Sudamérica hablan de horizonte. Cualquiera de estas dos propuestas sintetiza la dimensión de un centro en el que se desarrollan un conjunto de rasgos culturales que son transmitidos por difusión a las zonas fronterizas o marginales. Además en Argentina, se usan esas concepciones para leer las extensiones de los horizontes estilísticos, en el caso del arte rupestre. Ciertas aplicaciones de lo mencionado en la arqueología busca en los márgenes para entender el centro, en el cual los rasgos culturales han desaparecido hace mucho pero permanecen en los márgenes.

[2] Descripción de un cronista, Diario Río Negro, General Roca, 30.06.67, p.12.

[3] BOURDIEU, Pierre; (1997); Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción; Barcelona; Anagrama; pp.97-98.

[4] Diccionario de la lengua española; (2001); Real Academia Española; Colombia; Tomo 6; p.935.

[5] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; p. 653.

[6] WARSCHAWSKI, Michel; (2004); En la frontera; Barcelona; Gedisa; p.12.

[7] MITRE FERNÁNDEZ, Emilio; “La cristiandad medieval y las formulaciones fronterizas”; En: MITRE FERNÁNDEZ, Emilio; GARCÍA CÁRCEL, Ricardo; LUCENA GIRALDO; Manuel; EDELMAYER, Friedrich; de RIQUER i PERMANYER, Borja; (1997); Fronteras y Fronterizos en la historia; Universidad de Valladolid; p.17.

[8] TERUEL, Ana A.; “Regiones de frontera. Apuntes para contribuir a la historia nacional de la propiedad de la tierra”; En: BANDIERI, Susana, BLANCO, Graciela; BLANCO, Mónica; (2008); Las escalas de la historia comparada; Buenos Aires; Miño y Dávila; Tomo 2; p.284.

[9] Las tierras de la Isla Choele Choel se las había otorgado en premio militar el Gobierno Nacional a Juan Manuel de Rosas por la primera Campaña al Desierto.

[10] Ver en Anexo: Mapa de la colonia; Expediente N° 12298/68; F°89.

[11] Expte. 300310.79; p.4.

[12] Expte. 300311.79; pp.8-10.

[13] BHABHA, Homi; (2002); El lugar de la cultura; Buenos Aires; Manantial; p.18.

[14] DE OTO, Alejandro; “’Huidas’ y desplazamientos. Notas sobre el discurso de oposición de Frantz Fanon”; En: DEVALLE, Susana B.C, (comp); (2000); Poder y cultura de la violencia; México; El Colegio de México; p.119.

[15] Los anglosajones disponen de dos vocablos para designar dos realidades distintas. Una es border o boundary que designa una frontera continua que delimita un territorio de forma precisa. Otra es frontier que designa un espacio discontinuo y movedizo, una auténtica franja pionera; MITRE FERNÁNDEZ, Emilio; “La cristiandad medieval y las formulaciones fronterizas”; En: MITRE FERNÁNDEZ, Emilio; GARCÍA CÁRCEL, Ricardo; LUCENA GIRALDO; Manuel; EDELMAYER, Friedrich; de RIQUER i PERMANYER, Borja; (1997); Fronteras y Fronterizos en la historia; Universidad de Valladolid; p.15.

[16] GARCÍA GARCÍA, José Luis; “Discursos y fronteras: límites físicos, límites sociales y límites mentales”; En: GONZÁLEZ REBOREDO, X.M.- FERNÁNDEZ DE ROTA, X.A.; (coord); (1991); Lindeiros da galeguidade I. Simposio de Antropoloxía; A Coruña; Consello da Cultura Galega; p.56,

[17] Cooperativa -Korea Overseas Development Corporation- South America Branco- fundada por coreanos  en 1971, para llevar a cabo en nuestro país emprendimientos agrícolas. El único de ellos, que fue factible es la Colonia Coreana Lamarque o como ellos la denominan “Campo Lamarque”. El papel que jugó la cooperativa en cuanto a los intereses que representa, en parte siempre lo hace en nombre del Gobierno de Corea, y en parte de los colonos. La relación Kodco- colonos no fue buena, siempre éstos últimos dejaron entrever que había “negociados” o que fueron estafados. Lo que llama la atención es que los colonos estaban en los primeros lugares de la conducción de Kodco. Se puede especular en las fuentes que Kodco cumple un papel muy importante en la tramitación ante el gobierno argentino del ingreso permanente de familias coreanas al país.

[18] Diario Río Negro, General Roca, 30.06.67; p.12.

[19] Diario Río Negro, General Roca, 09.05.67; p.14.

[20] CHA, Choele Choel, 12.08.06.

[21] Diario Río Negro, General Roca, 09.05.67; p.14.

[22] Expediente N° 10120/73, Resolución 09/73, F°13.

[23] Diario Río Negro, General Roca, 30.06.67.

[24] Antiguo sistema de calefacción “…Debajo del suelo de la habitación hay unos canales de piedra por donde pasa el calor que sale el fuego de la cocina o de parrillas colocadas a la altura del suelo fuera de la habitación. El calor del suelo calienta la habitación en forma más eficiente…”; KIM, Edward; (1985); Datos sobre Corea; Seúl; Hollym Corporation; p.210.

[25] Diario La Nación, Capital Federal, 31.03.74.

[26] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; pp. 650-651.

[27] Nota 288/70 enviada al Subsecretario de Gobierno de la Provincia de Río Negro, Alberto Abrameto, Lamarque, 22.06.70.

[28] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; p. 653.

[29] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; p. 653.

[30] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; p. 654.

[31] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; pp. 654-655.

[32] Expediente N° 300310.79; p.4.

[33] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; p. 655.

[34] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; p. 653.

[35] BARTH, Fredrik, “Introducción”; En: BARTH, Fredrik (comp); (1976); Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales; México; FCE; pp.17-18.

[36] ASC, Pomona, 11.08.06.

[37] Se refiere a la Isla Choele Choel.

[38] Diario Río Negro, General Roca, 30.06.67; p.12.

[39] Diario Río Negro, General Roca, 30.06.67; p.12.

[40] Diario Río Negro, General Roca, 31.0.68; p.15.

[41] BARTH, Fredrik, “Introducción”; En: BARTH, Fredrik (comp); (1976); Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales; México; FCE; p.11.

[42] ASC, Pomona, 11.08.06.

[43] BARTH, Fredrik, “Introducción”; En: BARTH, Fredrik (comp); (1976); Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales; México; FCE; p.16.

[44] BARTH, Fredrik, “Introducción”; En: BARTH, Fredrik (comp); (1976); Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales; México; FCE; pp.11-12.

[45] BARTH, Fredrik, “Introducción”; En: BARTH, Fredrik (comp); (1976); Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales; México; FCE; p.18.

[46] Diario Río Negro, General Roca, 02.01.66; p.8.

[47] Los granos de maíz se siembran no requieren del transplante.

[48] CHA, Choele Choel, 12.08.06.

[49] BARTH, Fredrik, “Introducción”; En: BARTH, Fredrik (comp); (1976); Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales; México; FCE; p.17.

[50] CHA, Choele Choel, 12.08.06.

[51] Anteproyecto, Convenio de Hermandad, Ciudad Autónoma, 10.13.05.

[52] Convenio de Hermandad y Cooperación Educativa, Escuela 237 “Tambor de Tacuarí” e Instituto Coreano Argentino A-1312, Ciudad Autónoma, 14.10.05.

[53] GE, Pomona, 03.07.05.

[54] Diario Río Negro, General Roca, 02.01.66; p.8.

[55] SIMMEL, Georg; (1986); Sociología, 2. Estudios sobre las formas de socialización; Madrid; Alianza; p. 644.

[56] Diario Río Negro, General Roca, 30.06.67; p.12.

[57] GE, Pomona, 03.07.05.

[58] GE, Pomona; 30.12.06.

[59] Diario Río Negro, General Roca, 02.01.66; p.8.

[60] Diario Río Negro, General Roca, 02.01.66; p.8.

[61] Diario Río Negro, General Roca, 02.01.66; p.8.

[62] Diario Río Negro, General Roca, 02.01.66; p.8.

[63] Diario Río Negro, General Roca, 19.05.73; p.16.

[64] Diario Río Negro, General Roca, 09. 05.67; p.14.

[65] Diario Río Negro, General Roca, 29.05.68, p.19.

[66] Los laosianos en estos últimos años han empezado a depender laboralmente de los coreanos.

[67] Ver en archivo adjunto “mapa colonia Lamarque”.

 

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