
Autora: Cristina
Di Bennardis (De Bernardi), Cátedra Historia de Asia y África
I, Centro de Estudios sobre Diversidad Cultural (CEDCU),
Consejo de Investigaciones, Facultad de Humanidades y Artes,
Universidad Nacional de Rosario.
cdibennardis@gmail.com, cdebernardi@arnet.com.ar
Ponencia: Ampliación de fronteras
etnopolíticas: la acción de la dinastía sargónida (ca.2340-2150 a.C.), fuentes e interpretaciones
La dinastía sargónida, y en particular
algunos de sus gobernantes como Sargón (2340-2284 a.C.) y Naram Sin (2260-2223
a.C.), dejaron una huella profunda
en la realidad que transformaron y en el imaginario que
surgió de ella. Tan significativo fue su accionar que quedaron
como el paradigma de las primeras construcciones imperiales,
tanto en su época, cuanto en la historiografía hasta nuestros
días .
Un elemento que se destaca
tanto en la consideración de sus contemporáneos como en
la actual, es el vigor de su expansión territorial: la cuestión
de la ampliación de las fronteras de Kalam y Uri, de Sumer y
Acad, que avanzó desde su ámbito natural en la llanura aluvial
de los ríos Éufrates y Tigris, hacia zonas montañosas del
norte, este y oeste, potenciando incluso su influencia en
zonas marítimas costeras.
En este trabajo se intentará analizar
algunas de las fuentes textuales e iconográficas que dan
cuenta de este proceso, a la vez que discutir el valor heurístico
de los conceptos de espacio, frontera, identidad etnopolítica,
a fin de ponderar su capacidad de interpretación de los
procesos sociales del período aludido.
Contexto socio-histórico
Para centrar el análisis en la dinastía
de Sargón, conviene hacer una breve reseña del proceso que
condujo a su protagonismo: el centro originario de desenvolvimiento
del grupo etnolingüístico acadio, en relación de convivencia
con los sumerios es la llanura de Mesopotamia, donde se
desarrolla una sociedad
agraria con urbanización. Esto incluye ciudades que
concentran el poder político sobre aldeas mayores y menores,
tierras de cultivo, de pastos, pantanos y estepa. Esta especial
forma de organización y aprovechamiento de los nichos ecológicos,
que se habría desencadenado a mediados del cuarto milenio
con el surgimiento de las primeras ciudades (la denominada
fase Uruk, o urbanización temprana [ca. 3500-3000
a.C.]) dio lugar
a relaciones diversas entre distintos núcleos poblacionales
.
Luego
del hiatus del protodinático I (ca. 2900-2800 a.C.) -aún sin explicación
satisfactoria- aparecen evidencias de un nuevo proceso de
urbanización, el denominado Protodinástico II, que conducirá, a su vez, al surgimiento del estado en su forma de ciudades-estado , proceso íntimamente
ligado a las condiciones ecológicas y sociales que sólo
posibilitan controlar espacios limitados, en los que se
han desarrollado los sistemas de riego, los ríos y canales
como vías de comunicación y transporte; y la capacidad de
efectivizar la circulación y el almacenamiento.
Dejando de lado irresueltas discusiones acerca del origen y
arribada de sumerios y acadios, todo indica que habrían
estado presentes en la llanura mesopotámica de modo casi
simultáneo en el último cuarto del IV milenio según lo que
puede deducirse a partir de la aparición de la escritura,
ya que si bien la escritura cuneiforme en primer término
transcribe el sumerio, cuando
el registro escrito se hace más complejo pueden verificarse
los préstamos lingüísticos entre ambas lenguas, lo que induce
a pensar en una temprana permeabilidad
de las fronteras etnolingüísticas. Al tomar este concepto
de Fredrick Barth
es necesario señalar
que se trata de fronteras socio-culturales, que permiten
y estandarizan la convivencia sin que se pierdan las identidades
étnicas originales. La onomástica ha permitido reconstruir
que el espacio estaba dividido en una zona de predominio
lingüístico sumerio (desde el golfo arábigo-pérsico hasta
la altura de la ciudad de Kish) y otra de predominio acadio
(de Kish hacia el norte donde la frontera lingüística se
hace difusa a partir de la presencia de la lengua subarea)
.
De todos modos, en este período se puede afirmar que las identidades étnicas son laxas ya que la adscripción a las
ciudades provee pertenencias más concretas y vitales .
Paulatinamente
se irá entrando en un segundo
momento, en que la concentración del poder y la riqueza
comienzan, en las condiciones de la época, a sufrir la penuria
de tierras y fuerza de trabajo que limita un aumento sostenido
de la riqueza, a la que una sociedad jerarquizada no está
dispuesta a renunciar. La respuesta es
ampliar el espacio de dominación, incorporando (o intentando
incorporar) a un único centro nuevas tierras y hombres (productores
y reproductores), redireccionando el flujo de excedentes,
desde los distintos centros de poderes locales, hacia un
centro hegemónico. Esto conducirá a la guerra
entre ciudades-estado, que compiten por recursos, lo que
genera una tendencia a la construcción de identidades políticas
más abarcativas. Esta situación pondrá en tensión, como
se verá, las fronteras étnicas hasta entonces permeables.
El ámbito
que se reorganiza en primer término es el de la llanura
irrigada, donde, entre otras cosas, es necesario ordenar
regionalmente el sistema de aprovechamiento hídrico que
garantiza la productividad . Por ende, cada ciudad ya no será extraña
respecto de las otras (situación que acompaña el período
de lo que se ha denominado identidades étnicas laxas), sino
que se reconocerá un centro - un país interior- y una periferia que está fuera de sus fronteras.
La periferia será proveedora de bienes suntuarios: madera,
cobre, plata, piedras semipreciosas y cautivos . Esos bienes suntuarios, de prestigio, simbolizan el carácter
de un lado exótico y de otro subordinado, que se le asigna
“al resto del mundo”, respecto del centro étnico, geográfico
y cósmico, proyectado en el gobernante, su palacio, el templo
y su dios .
En el caso del reino sargónida, es
válido, tal vez, plantear, como lo ha hecho Michael Mann,
de que esta unificación de la llanura e intento de control
de los territorios de la periferia, sería un ejemplo de
un "imperio
de dominación", pero no entraría en la categoría de
"imperios territoriales" , ya que,
el nivel de desarrollo de la infraestructura y logística
militar, hacía imposible mantener comunicaciones y control
efectivo en un radio mayor de 150 kilómetros.
Liverani, suscribe esta opinión cuando plantea: "Al
llamar 'imperio' a la formación política de los reyes de
Akkad corremos el riesgo de obviar la situación real, si
estamos pensando en los imperios territoriales de los períodos
posteriores. En el caso de Akkad, la ideología imperial
ya es firme y monolítica: el dios Enlil directamente, y
los demás dioses indirectamente, 'conceden' al rey de Akkad
el dominio sobre todo el mundo hasta sus últimos confines,
formado por el mar que lo rodea todo. Lo que permanece fuera
de esos dominios es como si no existiera en el plano ideal.
Pero la realización del imperio está muy calculada, y plantea
sus problemas. No conviene olvidar que nos hallamos ante
un intento sin precedentes de someter a control político
único un territorio enorme y muy plural en todos los aspectos
(lingüístico, político, demográfico, ecológico, etc). ...” . Por tanto, si
bien no existe en Mesopotamia una palabra que exprese la
idea de imperio, es evidente la aspiración a la universalidad
(y ésta resulta clara en la titulación que llevará a los
gobernantes a plantearse como "reyes de las cuatro
partes", o sea del mundo), y podría hablarse
de una vocación imperial,
pero, en un primer plano de concreción: la de la relación
de dominación-subordinación implicada en el vínculo centro-periferia,
con un fuerte contenido ideológico construido desde el mismo
poder.
En esta época, más allá de los alardes como el que realiza Sargón cuando
pretende que "Desde el Mar Inferior,
los habitantes de Akkad detentaban los gobiernos. Mari y
el Elam estaban ante Sargón, el rey del País" ,
no siempre ni en todos los casos se logra reemplazar a los
gobernantes por delegados o administradores, (al punto que
el destronado Lugalzagesi volverá al trono de Umma ),
ni transformar verdaderamente las anteriores entidades politicas
autónomas en provincias, ni regular de modo sistemático
la llegada de los tributos.
…
(I 36-II 2) Cuando Enlil, el rey
de todos los países, hubo dado a Lugal-zage-si la realeza
del País (y) lo hubo justificado respecto de los Países,
le hubo colocado todos los países a su servicio (y), del
levante al poniente, los hubo sometido a su ley:
(II 3-25) Entonces, desde el Mar
Inferior, por el Tigris y el Eufrates, hasta el Mar Superior,
restituyó los caminos seguros. Del
levante al poniente, [E]nlil eliminó el [ter]ror los países
vivían en paz, el pueblo irrigaba con gozo; todas las dinastías
de Sumer, (y) los principes de todos los países se inclinaban,
a Uruk, a su ley principesca.
…
La primacía
de Sumer en la constitución de la llanura como centro, será
-desde el punto de vista político- tan fugaz como el gobierno
de Lugalzagesi. La Lista
Real
Sumeria, lacónicamente enumera:
...
...
En las
inscripciones de Sargón no puede dejar de notarse el énfasis
puesto en su conquista de las ciudades sumerias, como puede
observarse en las dos inscripciones siguientes, donde alardea
sobre su dominio simultáneo del país interior y de la periferia:
(II 1-28) [Sargón, rey de Akkad, el .. de Inana, el
rey de Kiš, el ungido de Anum, el rey del País, el vicario
de Enlil, venció a la ciudad de Uruk y destruyó su muralla.
[Él desafió) a Uruk en una batalla [e] hizo prisionero a
Lugal-zage-si, el rey de Uruk, en el curso de la batalla;
lo trajo en una picota a
la puerta de Enlil.
(II 29-63) Sargón, el rey de Akkad, desafió a Ur en una
batalla y venció a la ciudad y destruyó su muralla. El venció
a E-Nin-kimara y destruyó su muralla y venció al país y
a Lagaš hasta el mar. Él lavó sus armas en el mar. [Él desafió]
a Umma en una batalla [y venció a la ciudad y destruyo su
muralla].
(IV 1-34) [A Sargón], el rey del País, Enlil [no le
dio] ri[val]; Enlil le dio [el Mar Superior y el Mar Infe]rior.
Desde el Mar Inferior, los citadinos de Akkad detentaban
los gobiernos. Mari y el Elam estaban ante Sargón, el rey
del País. Sargón, el rey del País, restauró Kiš (y) les
(re)cuperó la ciudad.
...
(VI 1-16) Sargón rey de Kiš, ganó 34 batallas; el destruyó
las murallas hasta el orilla del mar. Él amarró al muelle
de Akkad los barcos de Meluhha, los barcos de Magan (y)
los barcos de Tilmun.
(VI 17-35) Sargón, [el rey], se
prosternó en ruego
en Tuttul ante Dagān. (Dagān)
le dio el país superior: Mari, Yarmuti, Ibla, hasta el Bosque
de Cedros y los Montes de Plata.
(VI 36-44) Sargón, el rey a quién Enlil no le dio rival:
5400 hombres tomaban cada día su comida ante él.
...
Estas inscripciones muestran
claramente una nueva conciencia de la significación del
poder y su expansión en el espacio. En primer lugar se mencionan
las ciudades sumerias (Uruk, Ur, Lagash y Umma) ; restaura Kish y toma el nombre de
"rey de Kish", (ciudad llave de los dos ámbitos
diferenciados de predomino etnolingüístico); se asegura
la llegada de los barcos de Magan, Meluhka y Tilmun; en
Tuttul el dios Dagan le abre las puertas del "país
superior", donde vence a Mari, Yarmuti y Ebla, despejando
el camino hacia el monte de Plata (el Amanus y tal vez el
Taurus) y el bosque de los Cedros (Líbano). Más dudoso,
a pesar de lo que se manifiesta en la inscripción, es que
Sargón haya subordinado al país de Elam, acción que parece
haber llevado a cabo su
hijo Rimush (2278-2270).
Hay una clara continuidad
de la actitud belicosa en la dinastía acadia. Rimush, además
de sofocar revueltas de ciudades sumerias, enfrenta a
la dinastía de Elam, que desde Awan, dominaba parte
del sudoeste de la meseta irania, incluyendo Barakhshi y
Zakhara:
...
(XXII 34-56) Rīmuš, el rey de Kiš, desafió en una
batalla a Abalgamaš, al rey de Barahši; luego Zahara y Elam
se reunieron en el interior de
Barahši para (entablar) el combate, pero él triunfó
y mató 16.212 hombres, capturó 4216 prisioneros [… (laguna)…]
(XXIII 1-22) … e hizo prisionero a Sidgau, el vice-rey
de Barahši, e hizo prisionero a Sargapi, el vice-rey de
Zahara, entre Awan y Susa, en la
Rivera Superior, y en el emplazamiento
de la ciudad levantó túmulos.
(XXIII 23-57) El venció también a las ciudades de Elam y
destruyó sus murallas y [extirpó del país de Elam] la ración
de Barahši: [también Rīmuš, el rey de Kiš, ]dominó
Elam, Enlil (le) enseño (la ruta), en el tercer año en que
Enlil le donó la realeza. En total: 9624 hombres, inclusive
los muertos, inclusive los prisioneros. Para Šamaš y Aba,
yo juro que esto no es mentira: es absolutamente verdad!
(XXIV 1-19) Después de esta campaña, él labró una estatua
y (la) dedicó a Enlil, (el dios) que le otorgó su amistad.
¡El que quite esta inscripción que Enlil y Šamaš arranquen
su razón y (le) quiten su descendencia!.
(XXIV 20-21) Zócalo, inscripto en la izquierda.
(XXIV 22-48) Quienquiera que quite el nombre de Rīmuš,
el rey de Kiš, y coloque su nombre en la estatua de Rīmuš
y diga: ‘¡Esta es mi estatua!’ que Enlil, el amo de esta
estatua, y Šamaš ¡arranquen su razón y (le) quiten su descendencia!.
¡Que ellos no le den (heredero) varón, que él no se presente
delante de su dios!
(XXIV 49-62) Treinta minas de oro, 3600 minas de cobre,
seis esclavos hombres y mujeres, los que él venció en Elam
y Barahši, eso es lo que trajo y consagró a Enlil.
Se puede visualizar en esta
fuente, no sólo la
enorme expansión territorial, sino también los costos para
el país enemigo en hombres y bienes, inversamente proporcional
al beneficio del conquistador, lo cual es expresivo de la
relación asimétrica bajo la cual se estructura la relación
centro-periferia.
A su vez Manishtusu (2269-2255),
segundo hijo y sucesor realiza una expedición más allá del
mar inferior, contra Anshan (Fars) y Shirikhum, accediendo
a las "minas de plata" y a la "montaña de
piedra negra" (diorita). Mario Liverani plantea que
"esta expedición revela que Acad es capaz de extender
su influencia mucho más allá de Susiana, y tiene intereses
comerciales en la meseta Iraní" . Dice la fuente:
(XXVI 29-57) Man-ištūšu, rey de Kiš, cuando conquistó
Anšan y Šerihum, hizo que El Mar Inferior fuera cruzado
en barcos ... las ciudades de uno y otro extremo del mar,
(en número de) 32, se aliaron para la batalla. Pero él salió
victorioso y conquistó sus ciudades, mató a sus príncipes
[y] eliminó ...accedió a las Minas de Plata.
(XXVI 58-70, XXVII 30-38) De las montañas situadas más allá del Mar
Inferior extrajo piedras negras; (las) cargó en barcos y
las hizo atracar en los muelles de Agadé.
El labró su estatua (y la) dedicó a Enlil.
Por Šamaš y Aba, yo juro que no son mentiras: es absolutamente
verdad!
Con su nieto Naram-Sin (2254-2218
a.C.), de fama casi tan extendida
como la de Sargón, pero de signo opuesto, pareciera que
la expansión llega a su máximo, agregando a las anteriores
expediciones, la conquista de territorios en el norte
y noroeste (Ebla, Armanum), haciendo realidad el
dominio, ahora sí, efectivo, "de mar a mar", expresión
manifiesta de la cual es la percepción de tributos:
(I 1-II 28) Nunca desde el establecimiento
de los hombres, ningún rey entre los reyes había asolado
Armanum e Ibla; en ..., Nergal abrió el camino de Narām-
Suen, el fuerte, y le dio Armanum e Ibla; le ofreció también
el Amanus, la Montaña de Cedros,
y el Mar Superior. Y gracias a las armas de Dagān,
que exaltó su realeza, Narām- Suen, el fuerte, venció
Armanum e Ibla y, desde la orilla del Eufrates hasta Ulisum,
el desafió a las gentes que Dagān le donó, y ellos
llevaban el canasto de Aba, su dios , y él tenía dominado el Amanus, la Montaña de los Cedros.
(II 29-III 16) Cuando Dagān
hubo devuelto el juramento (a favor) de Narām- Suen,
el fuerte, y hubo entregado en sus manos a Rīš-Adad
el rey de Armanum, y que él mismo hubo amarrado en los montantes
de su (puerta de) entrada, él labró su estatua de diorita
y (la) consagró a Suen.
(III 17-IV 11) Así (habló) Narām- Suen, el fuerte, rey de
las cuatro regiones: Dagān me ha dado Armanum e Ibla
y yo he capturado a Rīš-Adad, el rey de Armanum, entonces
labré [mi] imagen [y] yo (la) he consagrado a Suen. ¡Que
ninguna persona quite mi nombre! El que sacara mi estatua
que se levanta ante Suen y ...!”
Al norte y al oeste, se le agregará el este: el país de Elam
en el suroeste de Irán hasta Barahshi:
(I 1-III 12) Narām- Suen, el rey de Akkad, que… todo
el país del Elam hasta Barahši y el país de Subartu hasta
los Bosques de Cedros; además, cuando fue a Talhatum, ese
camino ningún rey entre los reyes lo había tomado: Narām-
Suen, el rey de Akkad, (lo) tomó, e Inana no le dio rival.
Los gobernadores de Subartu y los señores de las altas regiones trajeron s[u] tributo ante
[él]. [...(laguna de seis lineas)...]. Narām- Suen,
el rey de Akkad, (lo) consagró a Nin-gubla.
(III 13-IV 7) ¡El que separara la inscripción, que Nin-gula,
el amo de esta estatua, y Šamaš arranquen su raíz! ¡Que
ellos (le) quiten su descendencia! ¡Que ellos no le den
ningún (heredero) varón, que no aparezca [más] ante su dios!
Rastros
de la dinámica de expansión territorial en la iconografía
sargónida .
La dinastía sargónida no sólo ha dejado fuentes textuales sino una rica
iconografía que va puntuando los distintos momentos de expansión
político-territorial, a la vez que pone de manifiesto es
esfuerzo ideológico de los gobernantes para legitimarse
y mostrarse como la continuidad de un proceso histórico.
Lorenzo Nigro ha planteado “La ascension
de Sargón al trono y la subsecuente sumisión de Mesopotamia
a la soberanía acadia fueron acompañadas de una fuerte campaña
de propaganda, la primera empresa cultural de ese tipo en
ir más allá de los límites de una única ciudad estado, cuyos
ecos están reflejados en diversas fuentes. Al ser un usurpador,
Sargón dedicó una gran parte de su propaganda a legitimar
su autoridad; por un lado, acentuando la continuidad entre
el período dinástico temprano y el de soberanía acadia,
y por el otro, celebrando la legitimidad religiosa de la
realeza acadia. Debido a estos propósitos políticos, el
arte pictórico adquirió un rol central en el sistema sargónida
de propaganda política. A nivel del arte oficial, los relieves
reales se transformaron en un medio funcional para transmitir
mensajes ideológicos…” . A partir de
este planteo, el autor realiza un detallado estudio de distintas
partes de la Estela de Sargón que se encuentran en el museo
del Louvre; en el
fragmento Sb 2/6053 muestra, por un lado, la intencional
remembranza de la Estela de los Buitres, utilizando la figura del
personaje sosteniendo la red, aunque en este caso es Sargón
y no el dios Ningirsu quien lo hace, lo que coloca a Sargón
en la clásica posición de dios de la ciudad, con la obvias
implicancias de suprema autoridad que esto significa. A
su vez, se muestra la plena entronización de la diosa Ishtar,
diosa guerrera, que, de ser una diosa local habría pasado
a ocupar un lugar supremo por su mimetización con la sumeria
Inanna. Otra cuestión importante que resalta Nigro, es la
iconografía de los cautivos: en la Estela de Sargón no están representados pilas
de cadáveres, como en la Estela de los Buitres, sino con las manos atadas
y en acto de sumisión. Este cambio estaría indicando que
el rey no deseaba matar a quienes aceptaban su soberanía,
lo que representa una innovación de esta época: el reasentamiento
de cautivos para la explotación de campos de cultivos ,
situación que se conecta con el vínculo específico ya planteado
entre centro y periferia. A su vez, la imagen de un rey
humillado frente a Sargón, puede bien representar a Lugalzagesi,
lo que, vinculado a los cautivos en la red, iconográficamente
representaría a todo el sur sumerio en manos de Sargón.
El segundo gran fragmento es un obelisco (Louvre Sb 1) que intenta representar
una serie de mensajes articulados como un programa: dignatarios
que rodean al rey, - incluso uno de ellos le sostiene una
sombrilla- a la vez que todos dirigen su mirada hacia él
como líder. Nigro avanza sobre interpretaciones anteriores,
arriesgando que la figura de dos siervos portando objetos,
representarían el acarreo de tributo o botín. También aparecen
figuras de cautivos, lo que Nigro conecta con la idea del
carácter productivo de las guerras de Sargón, en la medida
que, el resultado de las mismas no sólo fue la unificación
de Mesopotamia bajo su dominio, sino la constitución de
una organización socio-política capaz de resolver los problemas
socioeconómicos de su ampliación territorial. Plantea el
autor: “Así, la representación de
hileras de prisioneros amarrados debe considerarse no solo
como un claro símbolo de victoria, sino como un rico mensaje
visual dirigido al mismo grupo social sobre el que Sargón
fundó su poder” . O sea, es una demostración de los beneficios de su gobierno a su propia
élite.
El autor considera también que en la época sargónida se establece un
patrón iconográfico que conforma una
secuencia narrativa con una intención de establecer una historiografía visual, exaltando los logros del monarca. Por
último, las imágenes de los resultados de las batallas,
con los cuerpos enemigos abandonados a los buitres y los
perros, es una cruel y realista representación del destino
reservado a aquéllos que no aceptan la autoridad de Sargón.
La expresividad de estas imágenes visuales debieron ser muy efectivas
para los habitantes de los territorios en los que se colocaban
y en los propios hombres de la dinastía sargónida, con el
efecto agregado de que su mensaje supera la duración de
los gobernantes que las instalaron.
Mario Liverani comparte la idea de que estatuas votivas, estelas triunfales,
epígrafes celebrativos y textos literarios, se utilizan
ahora como un auténtico medio de propaganda política. El
autor señala varios aspectos: se erigen monumentos votivos
en el Ekur de Nippur y en los otros grandes santuarios del
país, de Sippar a Ur; las estatuas, sencillas, ponen el
acento en la celebración de las hazañas bélicas del rey.
Las estelas triunfales son aún más expresivas. Plantea
Liverani: "Si comparamos la estela de Eannatum con
la de Naram-Sin, podemos ver que la posición central pasa
del dios al rey (con la divinidad reducida a una presencia
simbólica). Hasta los soldados victoriosos, que en la figuración
protodinástica forman un bloque compacto, expresión de la
colectividad ciudadana, en la estela acadia se convierten
en individuos singulares dotados de iniciativa -similares
al rey aunque más pequeños" . La Estela de Naram Sin lleva a su máxima expresión
el estilo figurativo, realista, donde la figura del rey,
con un arco y una flecha, y con la cabeza astada se recorta
sobre una región montañosa y con bosques, siendo el ejemplo
más antiguo del arte mesopotámico con paisaje de fondo . Liverani agrega un dato muy significativo desde el punto de vista de
la relación centro-periferia, o sea de la nueva dinámica
de las fronteras: "Las
estelas de victoria se colocaban
en lugares con valor simbólico especial: o
bien en el centro del mundo (es decir, en el santuario
de una ciudad), o
bien en los confines del mundo (en relieves rupestres
esculpidos allí donde el ejército acadio llegaba a un límite
natural e infranqueable, más allá del cual no había nada
que conquistar". Esto implicaba explicitar figurativamente la consciencia de las características
de las fronteras: interna, periferia y el infranqueable
más allá.
Los
cambios y su expresión en las fuentes textuales.
Interesa destacar que las
acciones político-ideológicas propagandísticas de la realeza
sargónida deben haber sido lo suficientemente efectivas
como para instalar un nuevo prototipo real en el imaginario
colectivo, como se puede inferir de la transformación de
las figuras de Sargón y Naram-Sin en legendarias, y un modelo
nuevo de realeza que, luego del interregno sumerio de la III Dinastía de Ur, parece haber sido retomado por
los monarcas semitas posteriores. Así deja entreverlo la
extensa divulgación temporal de la "Leyenda de Sargón",
que relata:
1.
Sargón, el poderoso rey, rey de Agadé, soy yo.
2. Mi madre fue una sacerdotisa en , a mi padre no lo conocí.
3.
El hermano de mi padre habita las tierras altas.
4. Mi ciudad es Azupirano, asentada en los márgenes del Eufrates.
5. Mi madre, sacerdotisa en, me concibió, en secreto me dio a luz.
6.
Me puso en una canasta de mimbre, con betún sello mi tapa.
7.
Me echó al río, del cual no pude ascender.
8.
El río me llevó, me condujo hasta Aqqi el aguador.
9.
Aqqi el aguador, cuando sumergió su balde, me recogió.
10.
Aqqi el aguador me crió como su hijo adoptivo.
11.
Aqqi el aguador me designó su jardinero.
12.
Cuando yo era (todavía) jardinero, Istar me concedió su
amor.
13. Y entonces por [...] años goberné como rey.
14.
Al pueblo de cabezas negras, regí y goberné.
15
Con picos de cobre, me abrí camino a través de (las más)
difíciles montañas.
16.
Escalé todas las altas montañas.
17.
Atravesé todas las estribaciones.
18.
Las tierras marinas, circundé tres veces.
19.
Dilmun se sometió a mí (?)...
20.
La
Gran Muralla del Cielo y la
Tierra (?), yo escalé.
21.
[(Sus propias) pi]edras (?), yo arranqué [...]
22.
Cualquier rey que surja después de mí,
23. ¡[Que ejerza su reinado por x años]!
24.
¡Que gobierne al pueblo de las cabezas negras!
25.
¡Que se abra camino a través de (las más) difíciles montañas
con picos de cobre!
26. ¡Que escale todas las altas montañas!
27.
¡[Que atraviese todas las estribaciones]!
28.¡Que
circunde las tierras marinas tres veces!
29.
¡Que Dilmun se someta a él (?)...
30.
¡Que escale la
Gran Muralla del Cielo y la Tierra (?)!
31.
¡[Que arranque (sus) piedras ...]!
32.
... de mi ciudad Agadé ...
33. ... como flechas(?) ...
...
La fuente transcripta, en
su mayor parte conocida por copias muy tardías, tres de
las cuales provienen de la biblioteca de Assurbanipal en
Nínive y una de la antigua Dilbat, ha sido catalogada como
literatura narû (palabra
asiria cuyo significado es estela), género didáctico que
imitaba el estilo de las inscripciones reales . Todo indica, por tanto, que no se
trata de una biografía, sino que puede incluirse dentro
del género de la leyenda épica, de fuerte valor identitario;
la misma, en Mesopotamia parece haber tenido como característica
el trastocar personajes reales, en míticos o semidivinos,
a la inversa por ejemplo, de las leyendas homéricas, que
fueron transformadas en históricas . Los únicos elementos históricos de
esta leyenda podrían ser, por un lado, que la ciudad de
Agadé no se registra antes en el escenario político de la
región; por otro que Urzababa y Lugalzagesi habrían sido
contemporáneos de Sargón. No hay más datos fidedignos del
origen de Sargón, e incluso su nombre (Šarru-kīnum),
que significa literalmente "rey legítimo", parece
ser, una autoadjudicación de lo que no era, ya que, como
se ha dicho, habría comenzado su ascenso político usurpando
el reinado de Kish. Se conocen otros relatos diferentes
y posiblemente más antiguos (de la primera mitad del II
milenio), en los que su origen remiten al hombre de cuna
humilde, al cual su propio valor, y el favor de los dioses
hacen engrandecer, tema siempre caro a la imaginación popular
. En la Leyenda
de Sargón el origen étnico aparece resaltado en la mención
a los ancestros "que amaron las colinas" y la
referencia genealógica que incluye a los tíos en el relato
(miembros importantes del entorno familiar clánico).
Esta fuente expresa, por
tanto, el resultado de las deliberadas
acciones políticas ejecutadas por la realeza y su élite
para lograr una base de legitimidad y consenso en el conjunto
de la población, sin la cual, la supervivencia del poder
es de extrema fragilidad, en particular tomando en cuenta
que la acción de la dinastía sargónida significó la ruptura
del equilibrio de los espacios de dominación de los dos
grupos etnolingüísticos en contacto: sumerios y acadios.
Como suele acontecer
en la historia, su efecto sobre las mentalidades fue más
pertinaz que su éxito político ya que una continua sucesión
de rebeliones asediaron a Sargón y sus sucesores hasta poner
fin a su dinastía .
El aspecto
religioso, que los reyes acadios intentaron utilizar para
la construcción de una nueva identidad etnopolítica, será,
sin embargo un importante factor de conflicto. El mismo
llegaría a su máxima tensión con la autodivinización de
Naram-Sin, pero estaría ya presente en la supremacía de
la diosa Ishtar en el norte -identificada con la sumeria
Inanna-, mientras se mantiene la de Enlil en el sur sumerio.
La dimensión religiosa tal vez haya que considerarla un
factor agravante en "la gran rebelión" que tendrá
que afrontar Naram-Sin
(2254-2218 a.C.):
Cuando las cuatro partes se rebelaron
al unísono contra mi: Kiš, Cutha, Tiwa, Wurummum, Kazallum,
Giritab, Apiak, Ibrat, Dilbat, Uruk y Sippar, se rebelaron
al unísono contra mi...
....
Explicar
estas rebeliones exclusivamente por un irreductible localismo,
como rasgo inmanente de la sociedad mesopotámica , es darle un carácter unilateralmente
político al análisis, difuminando de ese modo, la dimensión
social, que incluye, en abigarrada trabazón, las relaciones
interétnicas, sobre la que hay indicios tenues pero suficientes
como para ser considerados.
La ingeniería
que intentara la dinastía sargónida forzando la integración
política, por sobre la anterior permeabilidad de las fronteras
étnicas entre sumerios y acadios, duró tanto como su capacidad
de control político sobre el territorio central y la periferia.
Es importante señalar que la integración
política no es equivalente a integración étnica, e incluso
pueden ser realidades opuestas . La recurrencia de las rebeliones,
la dificultad táctica para sofocarlas, muestra la precariedad
o insuficiencia de la superioridad técnica, militar e ideológica
del centro en el período analizado. Los desórdenes interiores
serán aprovechados por los habitantes de la periferia (en
este caso los montañeses guti, según el relato posterior)
para dar por tierra con las pretensiones de unificación
étnica, política y territorial de la llanura mesopotámica.
A su
vez, la realidad histórica de la periferia suele ser bastante
diferente de la representación que de ella se tiene desde
el centro. Por un lado es importante pensar que la periferia
a la que se logra someter y aún expoliar, llega a un punto
de estandarización de las relaciones interétnicas, donde los pueblos
intervinientes, si bien en los mensajes propagandísticos
son masificados como extranjeros o enemigos , en los más escuetos registros administrativos son reconocidos
como pertenencientes a un país o ciudad determinada . Es posible, entonces, pensar, que
aún dentro de la asimetría de la relación centro-periferia
se establecía un
campo de interacción, o un sistema social de relaciones
interétnicas , basadas, es claro, en la relación dominación-subordinación, pero en las
cuales la capacidad de negociación era variada, explicada
por situaciones históricamente perfiladas en la periferia, como acontece en el caso de los elamitas, diferenciados
por su aceptada índole estatal.
Por
ello no es casual que la tradición historiográfica sumeria
posterior atribuya a los guti, los más indómitos habitantes
de Kur, el remanente
salvaje, incivilizado de la periferia, que nunca pudieron
ser sometidos por los acadios, el ser los responsables de
la extinción de esta dinastía. Dice la
Lista Real Sumeria:
...
157 son los años de la dinastía de Sargón. Luego ¿quién fue rey? ¿Quién fue
el rey?
...
Sigue una larga lista de reyes guteos y finalmente agrega:
...
Luego
Agadé fue vencida
y la realeza fue tomada
por Unug.
...
El poema sumerio “La maldición
de Agadé", también conocido como
"El Ekur vengado" -que podría encuadrarse
dentro del género de las lamentaciones-
en la tradición historiográfica sumeria, atribuye la desaparición
de la dinastía de Acad a un designio de los dioses, en venganza
por la impiedad de Naram-Sin quien destruye el Ekur, el
templo de Enlil en Nippur.
...
100-119 Porque sus súbditos fueron dispersados, comenzó entonces una movilización
de sus tropas. Como un luchador que está por entrar al gran
patio, él ... sus manos hacia (?) el E-kur. Como un atleta
inclinado para comenzar una competencia, trató al giguna
como si valiera sólo treinta shekels. Como un ladrón saqueando
la ciudad, colocó altas escaleras contra el templo. Para
demoler E-kur como si fuera una gran nave, para abrir su
suelo como el suelo de las montañas de donde se extraen
metales preciosos, para hacerla trizas como a una montaña
de lapislázuli, para abatirla, como una ciudad inundada
por Iškur. Aunque el templo no era una montaña donde se
talan cedros, tenía enormes hachas fundidas, tenía afiladas
hachas agasilig de dos extremos para usar contra él. Puso
palas contra su base y éste se hundió tan bajo como los
cimientos del País. Puso hachas contra su parte superior,
y el templo, como un soldado muerto, inclinó su cabeza ante
él, y todas las tierras extranjeras inclinaron su cabeza
ante él.
...
149-175 Enlil, la tormenta rugiente (?) que somete a toda la tierra, el diluvio
creciente al que no se puede enfrentar, estaba considerando
que debería ser destruido en respuesta a la destrucción
de su amado E-kur. Elevó su mirada hacia las montañas Gubin,
e hizo descender (?) a todos los habitantes de las amplias
cadenas montañosas. Enlil hizo salir de las montañas a aquéllos
que no se parecen a otra gente, que no son considerados como parte del País, los Guti, un pueblo desenfrenado,
con inteligencia humana pero instintos caninos y rasgos
de mono. Como pequeños pájaros descendieron en picada sobre el suelo en grandes bandadas. Por Enlil, extendieron
sus brazos a lo largo de la llanura como una red para animales.
Nada pudo escapar a sus garras, nadie se libró de sus manos.
Los mensajeros ya no recorrieron los caminos, los barcos
de correo ya no surcaron los ríos. Los Guti hicieron salir
las fieles (?) cabras de Enlil de sur rediles y obligaron a sus pastores a
seguirlas, hicieron salir
a las vacas de sus corrales y obligaron a sus vaqueros
a seguirlas. Los prisioneros atacaron a los guardias. Los
forajidos ocuparon los caminos. Las puertas del País yacieron
arrancadas en el barro. Establecieron jardines para ellos
mismos. Como si hubiera sido antes de la época en que se
construyeron y se fundaron las ciudades, las grandes extensiones
de tierras de cultivo no produjeron grano, las extensiones
inundadas no produjeron peces, los huertos irrigados no
produjeron vino ni almíbar, las densas nubes (?) no descargaron
su lluvia, la planta mašgurum no creció.
...
...
245-255 “¡Agadé, que tu hombre fuerte sea privado de su fuerza, de tal forma que
sea incapaz de levantar su saco de provisiones y ..., y
no tenga la alegría de controlar tus burros superiores;
que yazca sin hacer
nada todo el día! ¡Que esto haga que la ciudad muera de
hambre! ¡Que tus ciudadanos que comían magnífica comida,
yazcan hambrientos en el pasto y la hierba, que tu ... hombre
coma la cubierta de su techo, que mastique (?) las bisagras
de cuero de la puerta principal de la casa de su padre!
¡Que la depresión descienda sobre tu palacio, construido
para la alegría ¡Que los demonios del desierto, el lugar
silencioso, aúllen continuamente!
...
272-280 ¡Y ante Utu, aquel mismo día, así fue! Sobre la ribera de su canal, en
sus caminos para sirgar, la hierba creció alta. En sus senderos
hechos para los carros creció la hierba del luto. Además,
en sus caminos para sirgar construidos con sedimento del
canal, ... carneros (?) salvajes y vigilantes serpientes
de las montañas no permitieron el paso a nadie. En sus llanuras,
donde crecía la magnífica hierba, crecieron ahora los juncos
del lamento. El agua dulce que fluía en Agadé fluyó como
agua salobre. Cuando alguien decidía: “¡Viviré en esa ciudad!”,
no podía disfrutar los placeres de una morada. Cuando alguien
decidía: “¡Descansaré en Agadé!”, no podía disfrutar los
placeres de un lugar de descanso!
281 ¡Alabada sea Inana por la destrucción
de Agadé!
Como
se ha señalado, el carácter expansivo del estado, la ampliación
de las fronteras etnopolíticas propia de su dinámica durante
la dinastía sargónida, la relación que se ha denominado centro-periferia, sobre la base de adecuar
a situaciones del pasado relaciones y experiencias modernas
que ofrecen indicios del desenvolvimiento y modalidades
del poder, como parte de un proceso de expansión político
territorial, en el caso estudiado es una situación móvil,
donde el carácter intrusivo del centro,
tiene, por un lado, fronteras porosas, y por otro, la periferia y el conglomerado diverso de pueblos que en ella están
incluidos, puede erosionar, o incluso desarticular al centro.
La caída de la dinastía de Agadé representa la escasa congruencia
entre el esfuerzo económico, político, militar e ideológico
realizado por los monarcas acadios para gestar el reordenamiento
y control del espacio, y las condiciones estructurales de
la época que limitaba de manera ineluctable su consolidación.
Habrá que esperar más de un milenio para que las formaciones
imperiales alcancen una relativa maduración, aunque acechadas
siempre por el desequilibrio entre las ambiciones del poder
y la resistencia de la realidad a moldearse a sus designios.